La Luz del Mundo vive y crece, pese a la detención del Apóstol
Massimo Introvigne
El año pasado, asistí en Guadalajara, México, a la ceremonia de bienvenida que antecede la Santa Cena anual de La Luz del Mundo, un movimiento religioso mexicano con alrededor de cinco millones de miembros internacionalmente. Escribí un breve diario de viaje justificando el por qué hay buenas razones para considerar que La Luz del Mundo es la religión de mayor crecimiento en el mundo. En ese diario los lectores podrán encontrar información general acerca de esta Iglesia.
Quede particularmente impresionado por la red de instituciones caritativas, tanto domésticas como internacionales, que han sido desarrolladas por La Luz del Mundo. Estas instituciones ayudan a los pobres y a los necesitados en todos lados, con atención especial a las mujeres víctimas de violencia doméstica e inmigrantes latinos en los Estados Unidos y otros lugares. Ellos asisten a todos los necesitados, no solo a los miembros de La Luz del Mundo. Tuve el gusto de participar en un jurado que otorgó el Premio a la Caridad FIRMA al líder de La Luz del Mundo, Apóstol Naasón Joaquín García, en la Feria de Libros de Turín, además de ser llamado personalmente para entregar el reconocimiento al representante del Apóstol. No fui el único. Las buenas obras de La Luz del Mundo en los campos de la caridad y los derechos humanos han ganado varias decenas de reconocimientos similares para el Apóstol en los últimos años, inclusive de parte del parlamento mexicano.
El 3 de junio de 2019, el Apóstol fue arrestado en Los Ángeles, acusado por el Fiscal General de California de abusar sexualmente a cuatro mujeres, tres de las cuales eran menores. Hacer comentarios acerca de las acusaciones es imposible, puesto que el Fiscal General ha permitido que algunos oficiales de policía describan la evidencia que dicen haber encontrado, pero los abogados defensores no han tenido acceso a dicha evidencia. Más allá de que las acusaciones tal como han sido reportadas parecen algo extrañas, cualquier comentario al respecto sería prematuro. El apóstol sigue detenido en California.
Después de su arresto, oponentes de La Luz del Mundo hicieron varias predicciones. Predijeron que la Santa Cena 2019 no se llevaría a cabo o que sería asistido sólo por un puñado de seguidores, que La Luz del Mundo se derrumbaría, y que los eruditos se abstendrán de estudiarla como un movimiento religioso creciente e importante. El activista anti-sectas ruso Alexander Dvorkin llegó a decir que yo quitaría del Internet mis artículos acerca de La Luz del Mundo, y las fotos de mi entrevista con el Apóstol en el 2018, además de las referencias al reconocimiento en el 2019. Nadie jamás acusó a Dvorkin de poseer una comprensión inteligente de cómo operan los movimientos religiosos nuevos y los eruditos, pero aun activistas anti-sectas más moderados llegaron a conclusiones similares.
Yo y otros eruditos fuimos a la Santa Cena 2019 en Guadalajara. Fue más grande que en el 2018. La mayoría de los medios en México aceptaron las estadísticas de la Iglesia que el número de participantes ascendió de 500,000 a 600,000 en 2019. Como en todo evento masivo, discutir sobre cifras es posible, pero puedo confirmar que el río humano se extendió por más cuadras alrededor del templo principal de Hermosa Provincia que en el 2018, y que en las otras dos sedes en Guadalajara donde se celebró la Santa Cena mi impresión visual concordaban con otros observadores independientes, la participación fue mayor que el año pasado. Hubo lágrimas, pero también entusiasmo y alegría. Aunque el hijo del Apóstol, Adoraim Joaquin Zamora, de 25 años de edad, leyó una carta de su padre y conmovió a la audiencia con su predicación efectiva, no había indicación que La Luz del Mundo esté preparada para designarlo a él, o a alguien más, como un nuevo Apóstol. Naasón Joaquín García sigue siendo el líder reverenciado de la Iglesia, e innumerables estandartes, camisetas, arreglos florales, e incluso paraguas repetían los hashtags #honorable y #inocente referente al Apóstol. La Iglesia reportó que aún después del arresto del Apóstol, los bautismos siguen efectuándose en cantidades récord, como también la expansión internacional. El interés de estudiosos internacionales también crece, como la apreciación de organizaciones no gubernamentales y expertos en ayuda humanitaria por el extraordinario trabajo humanitario de la Iglesia. Claramente, los premios al Apóstol honran su trabajo, y ni siquiera los oponentes más críticos lo pueden negar.
Esto no es sorprendente. La teoría sociológica predice que a pesar de persecución y encarcelamiento de líderes acusados por crímenes infames pueden aniquilar y “matar” a pequeños movimientos religiosos, los más grandes pueden sobrevivir y aún prosperar. Oponentes de La Luz del Mundo harían bien en considerar el caso coreano de Providencia, cuyo pastor Jung Myung-seok pasó diez años en la cárcel después de ser condenado por abuso sexual (persiste en reclamar su inocencia). Casi todos los observadores de Providencia están de acuerdo en decir que del movimiento creció tanto en Corea como internacionalmente durante la detención de su fundador y líder, y sigue creciendo hasta la fecha. La disonancia cognitiva es un clásico razonamiento de este fenómeno, pero el hecho que muchos devotos creen en la inocencia de su líderes no es menos importante, y además, los Cristianos son entrenados para enfrentar difamaciones y persecución.
Los estudiosos obviamente consideran que grupos que atraviesan pruebas como las que La Luz del Mundo experimente en la actualidad las hace más interesante, no menos, y digna de estudiarse por sobre aquellos que llevan una vida tranquila. La Santa Cena también fue asistida por distinguidos activistas de derechos humanos y por funcionarios gubernamentales a cargo de la libertad religiosa y los derechos humanos. La Luz del Mundo denunció y documentó cientos de casos en los que, después del arresto del Apóstol, iglesias y automóviles de pastores y miembros fueron vandalizados, niños fueron víctimas de bullying en las escuelas, y algunos casos de empleados que fueron despedidos sus trabajos por el simple hecho de ser miembros de una Iglesia cuyo líder está encarcelado. Estos casos obviamente son intolerables. Cualquiera sea el desarrollo del caso en California, los millones de miembros de La Luz del Mundo no han sido personalmente acusados de delito alguno, y generalmente son reconocidos como ciudadanos respetuosos de la ley y miembros productivos en sus comunidades.
Desafortunadamente, esta no es una consecuencia inesperada de algunos comentarios imprudentes acerca de la Iglesia por parte de las autoridades de California y de generalizaciones inapropiadas por los medios de comunicación. Ante todo esto, la reacción que observamos de los miembros de La Luz del Mundo fue admirable. No hubo críticas ásperas hacia oponente alguno, al contrario, continuamente se escuchaban palabras de paz y reconciliación. El 11 de agosto, 120,000 jóvenes miembros de la Iglesia marcharon respetuosamente en el centro de Guadalajara. Fue la marcha juvenil más grande en la historia de Guadalajara. También la más pacífica. Los jóvenes y las señoritas incluso limpiaban la calle a su paso.
Este pueblo dio un testimonio extraordinario de fe y resistencia. Estudiosos de la religión a menudo se endurecen después de observar por muchos años las actividades recomendables y no tan recomendables que llevan a cabo los grupos religiosos, pero en esta ocasión no pudimos evitar ser conmovidos. Como mencione anteriormente, saber los verdaderos datos acerca del Apóstol es imposible, hasta que los fiscales decidan revelar la evidencia que dicen poseer. Sin embargo, lo que sí es posible es admirar la fe inconmovible de innumerables hombres y mujeres de La Luz del Mundo, aplaudir su continua labor en el área humanitaria y caritativa en los lugares donde operan, e incluso llorar con ellos cuando ellos y sus hijos sufren discriminación y opresión.
Los oponentes podrán burlarse de cómo millones aún creen en un Apóstol acusado de serios crímenes, y pueden seguir prediciendo el fin de La Luz del Mundo. Sin embargo, en estos asuntos, las religiones, no sus difamadores, tienden a tener la última palabra.
